
En la Ciudad del Viví y enmarcada por las montañas de nuestra Cordillera Central y bordeada por el Río Grande de Arecibo se levanta la Universidad de Puerto Rico en Utuado (UPRU), el recinto más joven y el más hermoso del sistema. La uniformidad y el colorido de sus edificios contrastan con la naturaleza que le rodea. Una hilera de árboles y bambúes les da la bienvenida a los estudiantes y al personal docente y no docente de la institución. Sus áreas verdes bien cuidadas y repletas de flores no tienen nada que envidiarle al “landscaping” de un hotel. Recientemente se inauguró el modernísimo Centro de Recursos para el Aprendizaje, la Biblioteca, completando así un ambiente académico único. Si a todo esto le añadimos el calor humano de la gente de la montaña, la Universidad de Puerto Rico en Utuado es el lugar idóneo para trabajar y estudiar.
Soy manatieña y desde hace quince años viajo desde mi pueblo hasta Utuado para enseñar en este recinto. Desde que entro a la carretera 10 voy hablando con la naturaleza. Por la mañana me recibe la neblina y en la noche me despide el canto de los grillos y coquíes. Disfruto a plenitud el tiempo que estoy en la universidad pero, más que nada, disfruto el salón de clases y los/as estudiantes. Me encanta escucharlos/as y siempre he dicho que el/la estudiante de la montaña es diferente, piensa y habla diferente al estudiante de la ciudad. Sus vidas, experiencias y valores son otros.
En nuestro recinto la población estudiantil es heterogénea pero, la gran mayoría es de escasos recursos. La existencia de la UPRU en el área de la montaña ha hecho posible que estudiantes no sólo de Utuado sino también de Adjuntas, Jayuya, Ciales, Lares, San Sebastián puedan realizar estudios universitarios sin la necesidad de hospedarse, lo que supone un gasto más. No es de extrañar que un estudiante nuestro diga que es el primero en su familia en llegar a la universidad ni tampoco que no conozca los lugares históricos del Viejo San Juan. Igualmente, hay muchos que desean continuar estudios postgraduados y no lo hacen porque no tienen los recursos económicos. Todos/as ellos/as reciben la beca Pell y muchos, ya sea por sus habilidades o por sus logros académicos tiene exención de matrícula. Habrá algunos/as, como dicen por ahí, que pagan sus carros con el dinero de la beca, pero hay muchos que ayudan al sustento del hogar con ese dinero también.
Aunque la administración aseguró que no se vendería ninguno de los recintos, todos/as sabemos que la venta de la UPRU es tema obligado siempre que se habla de la crisis presupuestaria de la Universidad de Puerto Rico. De la misma manera, la eliminación de las exenciones significaría un duro golpe para nuestros estudiantes. Por todo ello y a nombre de los universitarios de la montaña cuyo caminar para lograr un grado universitario es tormentoso le doy las gracias a los estudiantes que iniciaron esta lucha por defender el derecho a una educación pública.
Dra. Sandra A. Enríquez Seiders, Catedrática Asociada
Universidad de Puerto Rico en Utuado
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